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FELICIDAD

Felicidad.

Es este mundo en que habitamos seres y no seres del espacio sentimos que la felicidad es un oasis en el desierto de un alma esclavizada, un oasis lleno de espejismos imposible de alcanzar y si acaso lograses alcanzar la felicidad y beber de sus aguas, sería como beber directamente del mar, dejándote al final con mucha más sed y con mucha más necesidad de sentirte feliz, ¿pero a qué se debe esta necesidad infame de desear sentirnos felices? ¿Por qué resulta tan complicado y difícil serlo?
La respuesta es simple, el ser humano realmente aun no conoce plenamente el sentido de la felicidad, a lo largo de su historia ha sido bombardeado por diferentes estímulos que provocan en él un estado de euforia químicamente procesado por endorfinas, pero cuando el efecto pasa, cuando la química termina, ¿Cómo reactivarla? como controlar la química del cerebro, la respuesta a llegado al hombre en la suplantación de dichos químicos con bienes materiales e ideológicos, ya sea que se piense que la felicidad se encuentra en el amor de la pareja o en el de los hijos, en el trabajo bien remunerado, en un auto nuevo, en una grandiosa empresa, en el dinero, en mucho dinero, en logros profesionales, en fin todo aquello en que condicionamos la felicidad, con lo que terminamos llenándonos de placebos que realmente jamás nos otorgan por si mismos el tan anhelado estado de felicidad deseado y terminan condicionando un estado aun mayor de caos y estragos, pues si es que colocamos nuestra felicidad en los hombros de otro, en cualquier momento podría venirse abajo, ¿Quién querría cargar con semejante responsabilidad? ser la causa de la felicidad de alguien más, es como vivir para hacer feliz a esa o esas personas, olvidándonos de nosotros mismo, las cosas materiales se lo llevan mejor, simplemente son frías para compensar su falta de interés siempre saldrá un auto nuevo, una pantalla mas grande, un reloj más costoso, jamás se tendrá suficiente dinero para alcanzar la felicidad, sin embargo no importa pues en realidad jamás se estuvo cercas de alcanzarla, porque jamás se estuvo cercas de comprender que es la felicidad, entonces ¿se es posible ser feliz? la respuesta es sí.

Si bien creemos que la felicidad es aquella emoción acompañada de euforia, excitación, alegría, placer, causado por un evento deseado, anhelado, que estimula el cerebro y este libera endorfinas lo que causa un efecto placebo y agradable en nosotros, tan pronto pasa el efecto la felicidad termina, la duración de este estado de euforia puede durar incluso años como es el caso del enamoramiento dos años en este caso. A todos nos gusta sentirnos bien, es por eso que buscamos aquellas cosas que no hacen sentir bien, nos podemos volver adictos a ello, pero en todos los casos que podría mencionar el efecto es temporal,  mientras sigamos buscando la felicidad fuera de nosotros mismos jamás podremos ser felices en plenitud.

¿Como alcanzar entonces la felicidad?, es simple debemos buscar la plenitud, es este un proceso consiente y a voluntad, desarrollándonos como personas, entendiéndonos, aceptándonos, un aprendizaje autocritico de nosotros mismos, por lo tanto un proceso que se realiza en la realidad, debemos reeducarnos y educar hijos plenos, consientes y críticos, socialmente activos, esto es individuos capaces de reconocerse a sí mismos, capaces de enfrentar retos sin que el fracaso sea una condicionante, la realidad está llena de altibajos, de retos, de compromisos y responsabilidades, que nada tienen que ver con condicionar los motivos que puedan llevarnos a la felicidad.

Es posible ser felices, es posible criar hijos felices, si es posible, es más es indispensable educar hijos felices, mostrándoles el camino al pensamiento, al éxito, al análisis, comprometidos con la realidad y la autenticidad, en otras palabras seres humanos auténticos, amados, mostrándoles que el camino a la felicidad se encuentra dentro de ellos, capaces de enfrentarse a los retos, capases de afrontar tanto los fracasos como las victorias, guiándolos en el camino de la vida, una vida que está llena de cambios, como ya dije seres humanos en un aprendizaje critico.

Hace tiempo recuerdo haber leído el testimonio de un hombre quien en un punto de su vida, perdió todo, empresa, casas, autos, dinero y cuando le hacen la pregunta ¿Cómo estás? El responde bien, estoy feliz, -¿pero como puedes estar feliz?- el respondió, es simple, no tengo nada de qué preocuparme, esta persona hiso un camino de autodescubrimiento, un camino duro y áspero, pero se descubrió a sí mismo, encontró la felicidad no por haberlo perdido todo, si no que estaba y siempre estuvo al alcance de la mano, el fracaso no está peleado con la felicidad, en este mundo que basa la felicidad en el éxito olvida por completo al individuo y el individuo se olvida de sí mismo, por eso le cuesta tanto trabajo ser feliz, siempre esperado que la felicidad venga del exterior, una nueva casa, el empleo soñado, la persona amada, mira demasiado al frente sin detener su mirada en el ahora y es en el ahora donde se encuentra la felicidad, en el yo interno, en la aceptación en la plenitud, en la voluntad de disfrutar cada etapa de la vida, cada problema, cada logro y fracaso, en la tenacidad para buscar lo que se desea.

Solo por mencionar un ejemplo de esto, debemos dejar de decir, -debes estudiar para ganar dinero y tener lo quieras el día de mañana- y comenzar a decir, -debes estudiar con el fin de enriquecerte intelectualmente, con el propósito de entregar lo mejor de ti a la sociedad- un ser humano que comprende la importancia de entregar lo mejor de sí a la sociedad, a su familia a sí mismo, encontrara la plenitud de manera más sencilla, enseñemos a nuestros hijos la importancia del viaje no de la meta. 

Todos queremos ser ganadores y tener hijos ganadores, pero colocamos la felicidad como un estandarte al que solo se llegara si se puede alcanzar la cima, cuando la felicidad debe ser compañera del viaje, un ingrediente indispensable que uno debe llevar consigo todo el tiempo, de este modo tendremos hijos felices y no esclavos de sí mismos.

Eduquemos a nuestro yo, a nuestros hijos de manera plena, con amor, con entrega, no a la voluntad de sus caprichos, si no en la fuerza para andar, seres capases de encontrar la felicidad incluso después de habar caído, luego de haber sufrido, porque eso es también parte de la vida, un caída solo nos otorga la oportunidad para volver a levantarnos y aprender aun más de lo ya aprendido, -cuando una puerta se cierra otra se abre- dice el refrán, por lo que cuando algo no se logra por medio de un método, habrá que buscar uno nuevo, las oportunidades las crea uno, uno es quien tiene la llave de todas las puertas, es ahí donde se encuentra el valor de buscarlas, sin condicionar nuestra felicidad a nada ni a nadie.

Educando hijos felices, es educar seres plenos, entregados, hijos amados, que comprenden la necesidad de un trabajo duro, del esfuerzo, de ponerse metas, de alcanzarlas, ser capases de soñar sin perderse en el mundo de las ilusiones, es dar un paso más en la evolución de la mente humana, seres comprometidos con la vida, no solo con su vida si no con la vida del mundo y otros seres humanos, capases de reconocer sus límites y aprender a superarlos, humanos capases de levantar la frente en la derrota, de entregarse por completo, capases de buscar el bien propio y el ajeno, consientes que como seres humanos estamos propensos a fracasar no una vez si no muchas, pero son los fracasos educadores, no condicionantes, nos permiten darnos la oportunidad de evaluarnos para mejorar, nos otorgan el placer de buscar nuevas alternativas, seres que desean el éxito no como un compromiso infame para ser felices, si no para aprender, mejorar, aportar, seres con deseos de entregar la excelencia en todo lo que hacen he ir más allá, un estado que solo se alcanza siendo consientes de la realidad y sus necesidades sociales.

No podemos estar peleados con los procesos químicos que nos entrega nuestro cuerpo, son indispensables, pero llevemos ese proceso a un más lejos, conservemos la felicidad no por efecto químico, si no por un proceso de razonamiento, de conciencia, de ese modo no solo disfrutaremos mejor del auto, la pantalla, la casa, si no de las personas que nos rodena, los padres, los hijos, la pareja, compartiéndonos y disfrutando de la gran variedad de seres humanos que existen.

Dejemos de sentir que la felicidad se encuentra en la pareja o en los hijos, borremos de nuestra mente –soy feliz porque tu estas a mi lado- y coloquemos en su lugar, -soy feliz por que disfruto tanto de ti, como de mi mismo, soy feliz porque puedo compartirme contigo y puedo recibir a plenitud lo que eres y lo que me ofreces-

Nada ni nadie gobierna en nuestras mentes, somos nosotros los constructores de fronteras y murallas, nosotros quienes colocamos los límites de lo que podemos alcanzar, existe un lugar donde deben ir estos límites y es en los excesos así como en los actos crueles y malvados, aquellos que buscan lastimar a alguien más o resulta egoístas pues solo piensan en nosotros mismos, donde la mayoría de ellos son fruto de haber bebido de ese oasis espectral que no es la felicidad.


Eduquemos hijos felices, seamos seres felices, por el simple gusto de serlo.

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